martes, 22 de noviembre de 2016

Tolstoi

LA CULTURA DE LA PAZ EN LEÓN TOLSTÓI
Por Magda Nogaledo

Liev Nikoláievich Tolstói nació en Yásnia Poliana (Rusia) el 28 de agosto de 1828, hijo de una familia aristocrática y amante de la literatura. A los quince años ingresó en la Universidad de Kazán para iniciar la carrera Diplomática, pero al poco tiempo abandonó estos estudios para comenzar los de Derecho en San Petersburgo. Una vez ya convertido en abogado, se alistó en el ejército como oficial artillero, pero una enfermedad le obligaba a permanecer largos períodos de tiempo en reposo. Esto constituyó para él toda una invitación a dedicarse a la que a la postre se rebelaría como su verdadera vocación: la literatura. Por otro lado, curiosamente la experiencia en el ejército y en la guerra sirvió para que tomara conciencia del enorme valor de la paz.  Su lucha no-violenta mediante la literatura fue una constante y por ello se le ha de considerar un precursor de la cultura de la paz.

Tolstói nunca se sintió plenamente identificado con las dos corrientes que dividieron la intelectualidad rusa de su tiempo: occidentalistas y eslófilos. No obstante, con los primeros llegó a compartir la fe en la educación para mejora de los más desfavorecidos; también era partidario de la condena de la represión política, de la censura, de la servidumbre, del orden semifeudal ruso y de cualquier tipo de explotación —era un asiduo lector de Rousseau—. Asimismo, Tolstói atravesó diferentes crisis ideológicas a lo largo de su vida.

En el aspecto educativo defendió la idea de la necesidad de fomentar el interés del alumno sin emplear la coacción y la intimidación, como era habitual en su tiempo. También se manifestó en favor de la universalidad de la educación, llegando personalmente a fundar escuelas en sus posesiones para los niños campesinos, así como a publicar libros de texto para su formación.
Siguiendo en el ámbito de lo social, es necesario recordar que León Tolstói apoyó la liberación de los siervos y más tarde, cuando se promulgó el Decreto de Emancipación en 1861, aceptó el cargo de "árbitro de la paz" para mediar en los conflictos generados tras su aplicación.

Después de vivir una crisis de madurez, Tolstói se recuperó y organizó el reparto y la recogida de alimentos para paliar la hambruna desencadenada en 1891.
Fue también promotor de la resistencia pasiva —en un estilo similar al que un siglo después emplearía Gandhi— y de la negación del servicio forzoso de las armas. Precursor de la objeción fiscal, defendió el derecho del ciudadano a eludir los impuestos abusivos. Por otro lado, la recaudación que obtuvo de su obra Resurrección la donó integra para financiarles el exilio a los refugiados doubojoris —comunidad religiosa—, que estaban siendo encarcelados por negarse a cumplir con el servicio de armas.

Pese a que León Tolstói fue un verdadero creyente en Cristo y en el Evangelio, nunca llegaría a congeniar del todo con la Iglesia de su tiempo, que lo excomulgó precisamente a propósito de la publicación de Resurrección. Conocedor de la naturaleza humana, y realista —como lo demuestra en sus retratos psicológicos de Ana Karenina o Guerra y paz—,no por ello dejó nunca de creer en la fraternidad, en el amor y en la paz:

"(...) La más evidente de todas las calamidades y a la vez la más horrible, o sea la guerra, sería extinguida, no por medios generales exteriores, sino por ese simple llamamiento a la conciencia de cada individuo, que mil novecientos años atrás propuso Cristo. Que cada hombre se pregunte quién es, por qué vive, qué debe hacer y qué no debe hacer."

León Tolstói falleció en 1910, en la pequeña localidad rusa de Astápovo, a los ochenta y dos años de edad, mientras emprendía un viaje en tren para huir del mundanal ruido y también de su esposa, Sofía Bers, con la que llegó a tener trece hijos. Ambos se habían casado cuando él tenía treinta y siete años y ella diecisiete, y habían mantenido desde siempre una relación tan apasionada como tempestuosa. Puede decirse que en el último momento buscó la paz y la tranquilidad de espíritu, tan difíciles de encontrar en una sociedad que se encaminaba inexorablemente hacia la Primera Guerra Mundial.

Obras de León Tolstói: Infancia, adolescencia y juventud (1853), Relatos de Sebastopol (1855), Felicidad conyugal (1858), Los cosacos (1863), Guerra y paz (1869), Silabario (1872), Ana Karenina (1873), Sonata a Kreutzer (1889), Resurrección (1896), Hadzhi Murat (1899), Después del baile (1903), Aliosha "el Puchero" (1905), Korney Vasiliev (1905).

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