En muchas ocasiones nos sentimos realmente saturados al momento de escribir.
No se trata de falta de ideas, de cansancio, de circunstancias vividas en el día a día; simplemente parece que nos cuesta encontrar no solo las palabras, sino esa sensación de disfrutar lo que estamos haciendo.
Frente a esto, recomiendo algo muy sencillo: detener el proceso de escritura, cerrar nuestra notebook o apagar el monitor y comenzar a hacer algo totalmente diferente. Si se trata de alguna actividad física, muco mejor. El asunto pasa por cortar por lo sano antes que nos habituemos a ese estado de inacción, y de angustia para algunos, que nos provoca el no poder hacer lo que deseamos.
En cuánto al tiempo que debemos invertir en el "stop", no hay un valor fijo ni predeterminado: cada ser humano es diferente y por ende lo que para uno lleve solo minutos, para otro puede representar horas, incluso días... no seamos injustos ni nos midamos con la vara de otras personas en cuanto a esto.
Seguramente, si logramos dispersar nuestra mente lo suficiente, es probable que nuestras energías mentales se renueven y vuelvan con un nivel inusitado poder en relación a creatividad y motivación. Es lo que nos regala nuestra mente cuando se aclara.
Gracias por leer, ¡espero les sirva este breve tip!
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