Nuestra novela, para lograr el éxito, creo debe tener mucho condimentos.
En primer lugar por sobre todas las cosas, una buena historia detrás. El hecho de atrapar al lector sin clichés ni basuras comerciales es una de las cosas más complejas hoy día. Nuestro relato debe tener un comienzo que genere sensaciones en quien leer, una buena trama trabajada para lograr que el lector permanezca con nosotros, y un final que haga que nuestros destinatarios del trabajo quieran volver a nosotros por más historias. Ellos, en definitiva, nos van a exigir una mayor calidad para nuestro trabajo en lo sucesivo.
Nuestros personajes han de ser creíbles, con diferencias de personalidad y pensamiento. Las cualidades físicas, su descripción, el modo de vida de aquellos que pueblan nuestras historias y sus consecuencias son fundamentales a la hora de ampliar el horizonte de nuestro relato. XX actúa de YY manera porque nació en tal lado, bajo aquellas circunstancias, y sufrió esa tragedia. Todo ello lleva al lector a entender los motivos (si es lo que deseamos) de nuestros protagonistas.
El uso de metáforas es muy acertado. En cualquier obra que sea llamada grande se hallan ejemplos de su uso. Intentar de vez en cuando aplicarlas a la crónica nos posibilitará fascinar al lector de una forma sutil.
La descripción de paisajes y lugares adopta también un papel preponderante en las novelas. Gran parte de hacer viajar a nuestros lectores al contexto del relato recae en cómo nos hacemos cargo de describir el espacio y el tiempo en que la trama se va desarrollando. Tengamos cuidado, nuestro idioma no es tan simple cuando combinamos elementos de ayer y de hoy.
Por supuesto, evitar errores de ortografía es algo que se cae de maduro, o el de usar palabras repetidas en párrafos sucesivos. Analizar nuestra sintaxis. Editar es fundamental. Recalco, sin embargo, lo que antes indiqué en otras entradas del blog: un día escribimos (creamos), el siguiente editamos. No intentemos hacer ambas cosas al unísono.
Sin embargo, poder haber cubierto todos estos caracteres y la novela estar perfectamente escrita, y nos falta lo principal: cómo lograr que los lectores compren y lean nuestro trabajo. En este caso, aspectos como la publicidad, como el sector de personas a quién dirigimos nuestras obras, género e idioma influyen. Creo es prioritario el auto-convencimiento del escritor sobre la certeza que tarde o temprano, el momento llegará para él. La constancia, la lectura de otros autores, el trabajo duro solo traen aparejado el EXITO. Es cuestión de ser paciente y nunca perder la fe. No creerle a nuestras propias excusas. En tanto, no debemos quedarnos quietos ni conformarnos: el ir hacia adelante nos dará acceso a nuestros sueños.
Créanme, les doy mi palabra.
Dabone.
En primer lugar por sobre todas las cosas, una buena historia detrás. El hecho de atrapar al lector sin clichés ni basuras comerciales es una de las cosas más complejas hoy día. Nuestro relato debe tener un comienzo que genere sensaciones en quien leer, una buena trama trabajada para lograr que el lector permanezca con nosotros, y un final que haga que nuestros destinatarios del trabajo quieran volver a nosotros por más historias. Ellos, en definitiva, nos van a exigir una mayor calidad para nuestro trabajo en lo sucesivo.
Nuestros personajes han de ser creíbles, con diferencias de personalidad y pensamiento. Las cualidades físicas, su descripción, el modo de vida de aquellos que pueblan nuestras historias y sus consecuencias son fundamentales a la hora de ampliar el horizonte de nuestro relato. XX actúa de YY manera porque nació en tal lado, bajo aquellas circunstancias, y sufrió esa tragedia. Todo ello lleva al lector a entender los motivos (si es lo que deseamos) de nuestros protagonistas.
El uso de metáforas es muy acertado. En cualquier obra que sea llamada grande se hallan ejemplos de su uso. Intentar de vez en cuando aplicarlas a la crónica nos posibilitará fascinar al lector de una forma sutil.
La descripción de paisajes y lugares adopta también un papel preponderante en las novelas. Gran parte de hacer viajar a nuestros lectores al contexto del relato recae en cómo nos hacemos cargo de describir el espacio y el tiempo en que la trama se va desarrollando. Tengamos cuidado, nuestro idioma no es tan simple cuando combinamos elementos de ayer y de hoy.
Por supuesto, evitar errores de ortografía es algo que se cae de maduro, o el de usar palabras repetidas en párrafos sucesivos. Analizar nuestra sintaxis. Editar es fundamental. Recalco, sin embargo, lo que antes indiqué en otras entradas del blog: un día escribimos (creamos), el siguiente editamos. No intentemos hacer ambas cosas al unísono.
Sin embargo, poder haber cubierto todos estos caracteres y la novela estar perfectamente escrita, y nos falta lo principal: cómo lograr que los lectores compren y lean nuestro trabajo. En este caso, aspectos como la publicidad, como el sector de personas a quién dirigimos nuestras obras, género e idioma influyen. Creo es prioritario el auto-convencimiento del escritor sobre la certeza que tarde o temprano, el momento llegará para él. La constancia, la lectura de otros autores, el trabajo duro solo traen aparejado el EXITO. Es cuestión de ser paciente y nunca perder la fe. No creerle a nuestras propias excusas. En tanto, no debemos quedarnos quietos ni conformarnos: el ir hacia adelante nos dará acceso a nuestros sueños.
Créanme, les doy mi palabra.
Dabone.
¡Muy buen articulo! Gracias por compartirlo. Lo único que te señalo es que la palabra "escencial" no existe, su correcta escritura es "esencial" ¡Saludos!
ResponderEliminarDaniela