En el momento que, como escritores, sentimos la necesidad de escribir, es cuando las cosas grandes comienzan a pasar.
Cuando se vuelve imperioso el tomar la lapicera y tomar un block de hojas, o abrir nuestro notebook y darle doble click al editor de texto, debemos tener la certeza que estamos listos para darle al mundo nuestro punto de vista: tal vez sea momento en que la historia que nuestros pensamientos ha creado salga de nuestra esfera interior y se disemine en otros seres humanos.
Varias cuestiones se han de tener en cuenta a la hora de dar a conocer nuestra labor: una buena redacción, carencia de errores de ortografía, buen uso de tiempos verbales, conocimientos de sinónimos y adjetivos, etc. Fundamentalmente, recomiendo detenerme en dos aspectos:
1) La idea o relato que queremos entregar, su clara noción de inicio, desarrollo, final. Es difícil recorrer cualquier camino si no conocemos los puntos de partida y de llegada. Muchas veces, incluso, uno puede jugar y sorprenderse de las acciones de los personajes que uno mismo ha creado. También, en otras ocasiones, el cierre no está del todo claro mientras escribimos, sin embargo la percepción del escritor sobre el destino de su obra debería tener un grado considerable de certeza.
2) La confianza en sí mismo es elemento determinante, en cualquier aspecto de la vida. Ya me he referido a este punto con anterioridad en el blog. A ello debemos agregar un item altamente significativo:nuestra obra tiene que ser leída. Escribir sin importarnos el lector es un grave error en el que muchos colegas caen. No me refiero con esto a hacer solo lo que vende, lo "popular". Sino a poner en perspectiva a nuestros posibles lectores: tratar de entender sus puntos de vista teniendo en consideración aspectos diversos como su edad, lugar de nacimiento, situación social, etc. No hablo de dirigir nuestro público, sino logar una apertura mental suficiente para expandir el horizonte a personas que quizás nunca imaginaríamos que, por el motivo que sea, lean nuestros escritos.
Por supuesto, estoy convencido que el primer impulso a escribir debería ser para satisfacernos a nosotros mismos como individuos deseosos de exponer lo que nos pasa por nuestra mente: uno debería ser el primer destinatario de nuestra voz (salvo excepciones). Pero además de nosotros, hay un mundo detrás que puede llegar a nuestros escritos.
3) Cuando la luz creadora aparece, detengamos el resto (tv, celulares, mails, etc) y CONCENTREMONOS en eso maravilloso que, de pronto o no, nos ha "tocado". Luego habrá de tiempo de redactar de mejor forma, de ordenar, de añadir elementos que rellenen la idea. Pero cuando llega, debemos estar preparados y no dejarla pasar. Quizás en el momento menos pensado, tras horas de lectura (NUNCA DEJEMOS DE LADO ESTO), de escribir, de vivencias, de tropiezos... en ese instante el don creativo se despierta, y entonces es allí donde debemos tomar el toro por las astas, volcándolo en otros medios al margen de nuestra esfera personal.
Aclaro que no uso mayúsculas en forma de grito, sino para resaltar el texto: no me acojo a esa "norma" ni creo en ella.
Bueno, espero mis comentarios les sean de utilidad.
Recuerden: lean, escriban, piensen, crean, y presten un poco de atención al horizonte de lectores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario